lunes, 28 de enero de 2013

Falena

Diario de intemperie

Reposaba en el umbral de la casa, adherida a la humedad de la pared, encima de la canilla del agua, debajo de donde la golondrina había construido con su nido el verano. Semejaba un antifaz, un guante, una prenda íntima de encaje. Miré una calavera labrada sobre el polvo viscoso de cada ala. No representaba el “ala de mosca” de los vestidos de novia, sino la seda de un lascivo ataúd. Insecto frío y perezoso, aunque dotado de inusitada agilidad: su letargo duró una sola noche. Dos o tres días después de que se marchara, en el otoño de 1970, supimos que en Monterrey había fallecido mi abuelo.

Barroso

Diario de intemperie

En el tablero del tiro al blanco, toda una galería de premios exóticos: botellas de refresco Bimbo y Canada Dry, cajetillas de cigarros Rialtos, Tigres, Carmencitas. He aquí, en la feria nómade, en el eterno retorno del circo, todo un altar de lodoso barroco trashumante. ¿Reventarás con el dardo alguno de los globos de colores? ¿Ensartarás con el aro el cuello de la botella? Te mancharás el hombro de grasa al pasar por los caballitos. Verás pedazos de arco iris que filtra la tambaleante rueda de la fortuna, asentada en el lodo. La risa de los niños llega más pronto que los pájaros al umbral del paraíso.

Costumbres solitarias (2)

Diario de intemperie

Durante una parranda en Guadalajara, M. dice: “No te preocupes, hombre”; P. se tranquiliza, aun a sabiendas de que ambos están en temporal bancarrota. En la madrugada, el primero liquida su habitación y toma un autobús rumbo a Saltillo, mientras su camarada se queda, dormido todavía, sin un peso en el bolsillo para pagar la estancia en el hotel. En la mutua ebriedad, que les dura hasta el siguiente mediodía, ninguno recuerda haberse quejado ni haber prometido algo. El mensaje parece ser el mismo del cineasta Werner Herzog: “Que cada quien se valga por sí mismo, porque Dios se acerca armado contra todos nosotros”.

viernes, 25 de enero de 2013

La Tumba sin Sosiego

De Cyril Connolly

Estamos ante uno de los ensayos literarios más novedosos y brillantes del siglo XX. Su autor, el británico Cyril Connolly, vertió en él toda la amargura de un escritor incapacitado para la ficción y la de toda una generación que malgastó su juventud en las infectas trincheras de la Primera Guerra Mundial. Es el libro de un autor muy culto y lleno de ideas fragmentarias, desperdigadas pero siempre brillantes. Su título hace alusión a Palinuro, el piloto de la nave que condujo a las huestes del héroe troyano Eneas por el Mediterráneo hasta tierras de Italia, donde sus descendientes fundarían Roma. Es el mismo personaje mítico que retomaría en la década de 1980 nuestro Fernando del Paso para escribir una pantagruélica novela, titulada Palinuro de México. La tumba sin sosiego es el mar, entre cuyas ondas se desploma el piloto después de avistar tierra, pues llevaba varias noches sin dormir. Palinuro es así una metáfora del vigía, del pensamiento crítico que se mantiene despierto entre las tinieblas de la época que le ha tocado vivir. (De manera semejante, se decía que el gran prosista venezolano José Antonio Ramos Sucre, quien padecía de insomnio por causa de un mosquito tropical y cuya patología lo condujo a la tumba, era la inteligencia crítica que se mantuvo despierta a lo largo de varias décadas y dictaduras militares en el país de Hugo Chávez.) No deje de solicitar esta obra, suma de la cultura literaria europea de varias centurias, tan amena como erudita, en las bibliotecas públicas de Coahuila.

Fósil

Diario de intemperie

Y luego esa radiografía de cuando me fracturé una pierna, que uso ahora junto con la escoba para recoger la basura doméstica. El hueso parece un fantasma sobre la mesa de una espiritista, con su bastón de hierro; emulsión lechosa que se condensa como una estalactita, con sus huecos y sus filos; la noche excluye de esta postal interior el abigarrado paisaje de venas, músculos y arterias, hasta donde jamás descenderá mi hígado o mi páncreas bajo la forma de una hiena o de una pantera.

lunes, 21 de enero de 2013

Costumbres Solitarias

Diario de Intemperie

Se emborracha a solas cuando trae dinero en el bolsillo. Para que le rinda, pues invitar a alguien es además de ruidoso, ruinoso. Mejor ahorrarse hasta las palabras, en los días de vocinglería y calamidad. Días después, ya que se le terminan las monedas, busca a algún camarada en la cantina donde siente que es más probable encontrarlo. Se encuentran y fingen no mirarse, pero al final se saludan al pie de la radiola. Ninguno de los dos dice nada, enfrentados con la puntualidad de una cita no acordada. Beben, pues, en silencio. A la hora de pagar la cuenta, se miran azorados el uno al otro: ninguno de los dos tiene dinero. ¿Qué harán para salir de la cantina, ahora convertida en cárcel de su avaricia?

Un Pequeño Lujo

Diario de Intemperie

Servilletas de papel de colores —rosa, amarillo, melón—, dobladas como alcatraces dentro de vasos de cristal empañados, surcados por opacas rajaduras, en los que recientemente había ardido la cera de las veladoras: flores más naturales que las de plástico, humilde distinción de las fondas de comida corrida, y de las fiestas de XV años en los patios de tierra de las casas suburbanas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Cartas a Lucilio

De Séneca

En los últimos años, se ha intentado recuperar a Epicuro, Epicteto y Séneca, filósofos y moralistas clásicos, como autores de superación personal. La propuesta mercadológica es acertada, pues gracias a ediciones pulcras y elegantes, de módico precio, estos gigantes del pensamiento pueden asomarse a las oficinas, a los hogares y al transportes público como lo hacen el viento, la lluvia o el crepúsculo: esto es, de una manera tan viva como inmemorial, tan concreta como transparente. Las ideas y las emociones de los hombres no cambian radicalmente con el paso de los siglos: el miedo, la ambición, la vanidad son los mismos en los templos y las albercas romanas que en los ascensores, las salas de cine y los malls de nuestros días. Así pues, las cartas escritas por Séneca a su amigo Lucilio nos instruyen de manera atenta y profunda, tocando temas como la amistad, los libros, la vida familiar, el servicio público, las mujeres y los niños, la templanza ante la muerte, la probidad en los empleos, la audacia de los auténticos varones, etcétera. Séneca, quien fuera pedagogo y después consejero del emperador Nerón, fue uno de los sabios más notables de Roma y también uno de los hombres más experimentados y eruditos de cualquier época. Si alguien sabe de la vida y de los libros, a un tiempo de filosofía y de política, es él. De manera que leerlo es tomar como maestro a alguien que dictaría actualmente cátedra en las mejores universidades de Estados Unidos y Europa.

Una suposición

Dos niños, de tres y cuatro años de edad, en la calle vacía, en el gélido aire del alba, sin calcetines, esperando ansiosos a que abra una tienda de abarrotes del barrio, donde comprarán dulces. Minutos después, sonríen beatíficamente, como si se estuviesen abriendo para ellos las puertas del cielo, sobre desfiladeros de nubes —suponiendo que los niños necesiten del cielo para ser felices.
De senectute. Irónico resulta preguntar:
— ¿Qué hay de nuevo, Rufino?
En su librería de viejo. A sus sesenta años de edad.

Ensayistas Ingleses

Varios autores


Los ensayistas ingleses, a diferencia de los franceses y los alemanes, rinden culto al sentido común. Su prosa es sobria y moderada, propone ideas practicables, no se difumina en el sentimiento ni se desvanece en la fantasía. Una larga lista de autores da constancia de esta consistencia a lo largo de cuatro siglos. Desde el elegante Francis Bacon, uno de los fundadores de la prosa inglesa, hasta lord Bertrand Russell, filósofo a la altura de David Hume, estos ensayistas han sabido mantenerse cercanos a su público, sin traicionar su estilo ni sus ideas. Hablamos de una tradición que incluye al erudito Samuel Johnson, autor del primer diccionario razonado de la lengua inglesa, de narradores como Jonatan Swift y Thomas de Quincey, de poetas de la altura de S. T. Coleridge, de críticos de arte como John Ruskin y Walter Pater, de novelistas como Robert Louis Stevenson o historiadores como Thomas Macaulay, sin olvidar naturalmente al maestro del ensayo inglés, al árbitro del estilo, al amo de la prosa Oscar Wilde. Más allá de las novelas mundanas o artificiosas y de la poesía, limítrofe del silencio, la prosa de ideas está cerca del comercio cotidiano y de la conversación. Es el alimento de la convivencia civilizada, en el hogar, en el café y en el salón de fiestas, que encuentra en los libros la expresión equilibrada de sus confusos anhelos e impulsos. La vida pública en un municipio o en un país gana cuando sus participantes se acercan a libros de este calibre, siempre abiertos para quienes los buscan.

Exotismo

¿Mis países favoritos? Etiopía, Filipinas, Paraguay. Pequeños, lejanos y abigarrados, es posible soñarlos, imaginar su flora y su fauna, sus edificios y sus personajes, sus muebles y utensilios, sus escrituras y sus herramientas de trabajo, sus archivos y sus crónicas, sus mujeres y sus modas, todo ello de una manera particularizada, al margen de las vastas corrientes simplificadoras de la historia.

La viga maestra

Autobiografía, pues, como futuro sido, y como proyecto antológico de construcción de la persona.
Simultaneidades. Visto de lejos, visto de cerca, por encima y por debajo, desde sus propias entrañas, el tiempo no es sucesivo, sino simultáneo. Vivimos en todo momento una yuxtaposición de tiempos que se interfieren, que se contradicen, que se empalman, que se extralimitan.
Agenda. Oh la rutina, sólo interrumpida por el éxtasis y el crimen.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Religión y ciencia


De Bertrand Russel

Bertrand Russel, premio Nobel de Literatura en 1950, fue uno de los prosistas más brillantes del fenecido siglo 20. Muerto a los 98 años, se dio el lujo de ser un best seller durante la mitad de esa larga vida, mucho antes de ganar el prestigiado galardón sueco. Lo que le permitió saltar desde el abstruso mundo de sus preocupaciones matemáticas y filosóficas hasta la palestra pública, fue su brillante estilo. Gracias a éste pudo comunicarse con las grandes masas, ávidas de líderes intelectuales y convertirse en una voz autorizada, en una conciencia pública de la torturada época que le tocó vivir. Russel fue el Voltaire del siglo 20: enderezó sus armas intelectuales contra la Iglesia, a la que responsabiliza de la superstición y la ignorancia que impide a las masas acceder a una nueva moral, inspirada en los adelantos científicos. Partidario del pacifismo en la segunda Guerra Mundial, así como del feminismo y el amor libre una vez terminada ésta, fue el adelantado y el profeta de estos temas que retomaría el hippismo, y que proliferarían durante la década dorada de 1960. Su prestigio como matemático y filósofo, puesto al servicio de las causas callejeras, potenció a éstas y las volvió respetables. Puesto que su obra como pensador había concluido a principios del siglo XX, junto con la de Einstein y Freud, dedicó el resto de su vida a escribir obras de divulgación, en las que estrenó su estilo incisivo y polémico, y que alcanzaron grandes tirajes. Religión y Ciencia es una de las pequeñas biblias del hombre común, que nadie debe dejar de leer, y que se encuentra a la mano en las bibliotecas públicas de Coahuila.

El amante de Lady Chaterley

De D. H. Lawrence

La revolución sexual de la década de 1960 está contenida y prefigurada en esta novela publicada en 1928, entre las dos guerras mundiales. D. H. Lawrence fue, junto con el filósofo Bertrand Russel, uno de los principales impugnadores de la moral victoriana, a la que denunciaron como opresiva de la libertad y la felicidad social. El personaje de Lady Chatterley, una mujer encarcelada en la jaula jurídica del matrimonio, vendrá a encarnar no sólo las nuevas costumbres sexuales sino también el feminismo como emancipación sexual e intelectual tanto de las mujeres como de los hombres. (Como decía Octavio Paz, cuando una mujer se libera, libera a todo el género humano). Es un personaje cinematográfico, más simpática que Scarlet O’Hara, audaz e inteligente, culta e irónica, que no habría podido interpretar Marilyn Monroe, esa actriz sensual e indefensa, demasiado corporal y sin carácter, pero sí Elizabeth Taylor, por ejemplo, sobre todo después de filmar “Quién teme a Virginia Woolf”. Como sucede con la personaje de la “Venus de las pieles” de Léopold Sader-Masoch, el inventor del masoquismo, su elegante sensualidad nada tiene de vulgar ni de mal gusto. Después de sesenta años de represión sexual en Inglaterra, correspondientes a la época victoriana y eduardiana –y que curiosamente se correspondieron con la Belle Epoque francesa, uno de los períodos más libertinos y rumbosos de la penúltima modernidad-, Lady Chatterley emerge como uno de los personajes más vigorosos y entrañables del fenecido siglo XX.

Aparato

Una autobiografía es una puesta en escena. No seré exhibicionista, en la medida de que sólo exhibiré la medianía general.
Proyecto. La memoria reconstruye un personaje junto con el mundo que lo rodeaba: el yo y su circunstancia en un pasado que ya no está detrás sino delante, como proyecto por elaborar.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Enciclopedia de los herejes y las herejías

De Leonard George

Las herejías religiosas, en los tiempos actuales, se han convertido en asunto de novelas y películas de misterio y policiales, pero nada más. Ya nadie mata ni muere, como ocurría durante la Edad Media, por las tesis más o menos atrevidas que maneja un autor de bestsellers eruditos como Dan Brown. Es por ello que la presente Enciclopedia es una lectura amena y hasta apasionante en nuestros días, por la cantidad de opiniones heterodoxas y personajes excéntricos que contiene. En sus páginas podemos encontrar las raíces de iglesias respetables del día de hoy, tales como la bautista, la metodista y la mormona, que tienen en su origen intensos y hermosos mitos fundatorios, por los que brindaron sus vidas cientos y aun cientos de miles de personas. Grupos minúsculos como los menonitas, los cuáqueros o los bogomilos, tan cercanos al espíritu del Jesús histórico, deambulan por estas páginas con su dulzura, su austeridad y su celo. Porque esta Enciclopedia trata únicamente sobre las herejías en el seno del cristianismo: las correspondientes al mahometismo, al budismo o al brahmanismo son materia de tratados distintos a éste. La historia de las herejías es por sí misma una rama de la literatura fantástica y una trama alterna de la historia de la filosofía. Casi todas esas heterodoxias provienen del Viejo Testamento de los judíos y del neoplatonismo de la época helenística, las dos grandes corrientes de pensamiento que alimentaron al cristianismo primitivo. No deje de leer este bestseller en embrión.

Ensayos

De Michel de Montaigne

Los Ensayos de Montaigne constituyen, por la vastedad de sus temas, una de las primeras enciclopedias modernas. Deudor de Aulo Gelio y de Plutarco, el Caballero de la Montaña, como también se le conoce, con un mote que lo hermana con nuestro Francisco de Quevedo, es un sabio moderno, que rechaza los dogmas y aboga por la libertad de conciencia. Montaigne recupera la sabiduría de los griegos y los latinos para injertarla como una de las raíces más vivas y profundas de la cultura moderna. Sus ensayos funcionan, todavía ahora, como una vasta y profunda introducción a aquellas grandes culturas, sobre todo a su literatura y su filosofía, pero también a sus ciencias naturales y ocultas, a sus artes mecánicas, etcétera. Todo ello expuesto en una de las prosas más vigorosas y lúcidas de que se guarde testimonio, un monumento estilístico que constituye una de las bases de la literatura francesa. El nombre de Montaigne se eleva junto al de titanes como Galileo, Descartes, Miguel Ángel en la construcción de la conciencia moderna, una mentalidad emancipada del fanatismo religioso, refrescada en el océano grecolatino y abierta a las primeras emanaciones culturales del Lejano Oriente. Su lectura, aún al día de hoy, es aleccionadora y vivificante para quien se deje seducir por una prosa transparente, una sabiduría sin secta ni partido y un acento profundamente humano, que habla sin solemnidad y sin grandilocuencia a cualquier época y cultura.

Defensa propia

Recordar es interpretar, dar una versión de los hechos. De manera que la memoria no es inocente ni tiene la espontaneidad del presente. Es una facultad pro domo sua, una cronista oficiosa que olvida a sabiendas y sabe disimular, entretejer versiones, instaurar penumbras, etc. Ella es el Purgatorio donde nos curamos de nosotros mismos.

viernes, 26 de octubre de 2012

Islote

El umbral de la conciencia es inestable: el yo es un islote sobre el pasado océanico que abarca los tres tiempos y las seis personas. En el supuesto de que el yo exista realmente, en algún punto del espacio y del tiempo. El principio de individuación es la red de agujeros que criba las circunstancias para formar un castillo de arena donde habita el yo silbante, sibilante que aguarda a su biógrafo como Minos en el centro de su laberinto. Por eso es tan difícil escribir una autobiografía, pues ni siquiera sabemos si el personaje principal, más allá de que sus aventuras sean anodinas o inocuas, azarosas o premeditadas, existe.
Estrabismo. Sucede con la memoria igual que con la mirada: con los años, vemos mejor de lejos que de cerca.


jueves, 25 de octubre de 2012

Reflexiones culinarias

Se han efectuado vivisecciones de animales, para observar su funcionamiento orgánico en tiempo real. Sin embargo, el hombre no acostumbra comer animales vivos. Ni siquiera frutas vivas o vegetales todavía enraizados en la tierra. Hasta el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal debió cortarse antes de ser mordido. 
Entre el herbívoro y el vegetal se da, en cambio, la continuidad envidiable del ser vivo que se alimenta de una sustancia viva, y que no muere mientras es ingerida. El león destroza al ciervo y bebe en el cuello su vida palpitante: no mata, se alimenta. Sólo el hombre –triste destino, anterior al pecado original- mata antes de sentarse a la mesa. (Salvo que Adán fuese vegetariano, y que la inmortalidad en general sea un hecho verde...)
Un surrealista en rebeldía enderezó a André Breton un insulto lapidario, pesado como una quijada de asno: “Me da asco ese hombre porque es un cadáver que se alimenta de cadáveres”...
El hombre es polvo, pero mientras vive se alimenta de animales muertos.. Quizá ser carnívoro no sea lo atroz, sino más bien la costumbre bestial de matar a la bestia antes de consumirla. Comerse un león a mordidas nos absolvería del crimen abstracto y antiguo del maltrato a los animales. De aquí viene la costumbre de consagrar los alimentos, la necesidad de lavar la culpa por haber dispuesto de una criatura de la Naturaleza. Pero sobre todo el hábito de la sal, que limpia a un tiempo la carne y el crimen. Cristo la llamó humana y Homero divina. 
Aunque actualmente presida la metalurgia y la mecánica como un dios aparatoso e impersonal, en su origen el fuego fue ante todo el padre de la cocina. El aceite es la otra sustancia consagratoria, no sólo el resbaladizo puente entre los vegetales y los animales, pues hay grasas y aceites de ambos tipos, sino también entre los cuerpos que se alimentan y los cuerpos ungidos en el umbral de la descomposición. 
Lo cierto es que la sal es la piedra angular del arte culinario, su piedra filosofal, el ingrediente universal, su llave de oro. La medicina y la religión se fundan en buena medida en el acto alimenticio, del cual hacen terapia y rito. La filosofía, en cambio, patrocina la autofagia, la consagración a través de uno mismo como última ascesis. 
La refrigeración tiene algo de diabólico, pues detiene el tiempo. Crea un hueco en el tejido del tiempo, dentro del cual éste no transcurre, aunque sí en sus bordes, en sus alrededores. Así es como puede hablarse del tiempo de congelación de un pescado, aunque para éste el tiempo no transcurra. Tiene algo de diabólico, digo, porque detiene la corrupción de un cuerpo muerto. El estómago es la tumba del alimento, para decirlo con una metáfora conceptista. El proceso de corrupción se torna, de manera imperceptible, acto de generación cuando se asimila el alimento. 
Empero, el canibalismo es la única disciplina del arte culinario que no ha generado recetarios, cátedras internacionales ni naturalezas muertas. 
(Para el chef Juan Ramón Cárdenas).

miércoles, 17 de octubre de 2012

Alfredo García Valdés

Poeta y periodista con más de tres décadas en el oficio más solitario del mundo. Residió en la Ciudad de México durante una década (1986-1995), donde publicó poemas y artículos periodísticos en las principales revistas y suplementos literarios de esa época, tales como La Jornada Semanal, Vuelta, Biblioteca de México, el Semanario de Novedades, la Gaceta del FCE, Los Universitarios de la UNAM, etcétera. Su obra poética hasta el año 2005 se encuentra reunida en el volumen Manual de Viento y Esgrima (Conaculta, 2007). Tiene inédita una novela, así como otro libro de poemas. Su obra periodística abarcaría unos tres volúmenes en papel biblia, de unas mil páginas cada uno.